Existió en cierta ocasión un tío llamado Marcos cuyo trabajo era intentar interpretar las direcciones de correo ilegible que llegaban a la oficina postal de la ciudad…
Un día, una carta como otras tantas llegó a su escritorio, dirigida en temblorosa escritura a Dios. Pensó -Bueeeno, mejor abro esto y miro de qué va- Así que procedió a investigar el contenido. Una vez abierta, la carta rezaba:
Querido Dios.
Mi nombre es Andrés, Soy un hombre de 83 años, viviendo en una pequeña pensión. Ayer, alguien me robó la cartera. tenía 100€ en ella, el dinero hasta mi próxima pensión del mes que viene. Resulta que el próximo domingo es NAvidad, invité a mis únicos dos amigos que me quedan a cenar. Sin mis 100€, no me queda nada de dinero para comprar la cena. Al no tener familia, eres tú mi única esperanza. Por favor, nunca te he pedido nada, hasta el día de Hoy: puedes Ayudarme ?
Marcos sintió cómo se emocionaba al leer aquella misiva, e inmediatamente comenzó a pasar la carta al tresto de compañeros de trabajo. Al poco tiempo ya había un bote oficial en la oficina, y la gente depositaba y depositaba monedas, para salvar la cena de navidad de Andrés, el anciano que escribía a Dios. A las pocas horas, entre todos consiguieron 96€, que pusieron en un sobre y enviaron a su dirección.
Durante el resto del día, todos los trabajadores se sientieron satisfechos por la acción realizada de forma tan altruista, salvando una navidad desinteresadamente. La navidad llegó y se fue, y al cabo de unos días, llegó otra carta del tal Andrés. Todos los trabajadores de la oficina de correos se apilaron alrededor del escritorio de Marcos, curiosos y emocionados mientras abría la misiva. Marcos, leyó en voz alta:
Querido Dios:
Cómo puedo agradecerte lo suficiente lo que has hecho por mí. Gracias a tu gracia y bondad, pude finalmente hacer la cena para mis amigos. Tuvimos una cena excelente y les dije a mis amigos de tu generosidad haciéndonos ese mágico regalo.
Postdata: Faltaban 4€, seguro que fueron esos ladrones hijos de puta de la oficina de correos.
Tuyo siempre. Andrés.
juuuaaaa…muy bueno!!
jajaja buenisimoooo!
jajjajajja, si es que no se puede ser bueno!!!
jajaja.. casi lloro.. pero ese final.. de campeonato.. exelente.. 😀 jajajajajajaj!!
XDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD Para que tu veas, de lo que sirve ser bueno… 😉
Ya conocÃa la historia. Aparece en un libro de Jorge Bucay a propósito de la felicidad como crÃtica de que nunca nos damos cuenta ni valoramos aquello que tenemos y hemos conseguido, sino lo que nos falta. El final es brutal, estoy yo en la oficina y le mando al viejito de los güevos una carta bomba con dedicatoria.
Jejeje, esa me la sabÃa, pero con Jaimito de protagonista, que molaba más Waldi, perdona!!!.Y Antoñete últimamente no veas!!!, no dejas titere con cabeza!. Te toy cogiendo miedoooooo! 🙂
Y ya que vamos de chistes aki va uno, que no es pa partirse pro ta graciosillo:
«Una hormiguita tenÃa que cruzar un rÃo y como no habÃa puente le preguntó a un elefante que pasaba en ese momento:
– Me llevas hasta el otro lado del rÃo?
– SÃ, móntate en mi lomo.
Al llegar al otro lado, la hormiguita se baja y le dice:
– Gracias señor elefante.
– ¡Gracias no hormiguita! Ãbrete de patas!!!!!!
Para regresar la hormiga tiene el mismo problema, pero consigue subir esta vez en un burro.
– Gracias señor burro.
– De nada – le responde el burro.
– Gracias señor burro.
– De nada hormiguita.
– Gracias señor burro.
– De nada hormiguita!
– ¡Aaaaaaay burro mariiiiicón!!! 🙂